De caras lisas, suaves, por fuera. Por dentro definido, de estructura homogénea, constante.
De colores, transparente. Natural, sintético.
Valioso, caro, raro, único. Pequeño, gigante.
Cristalino, amorfo. Con clivaje, maclado.
Duro, frágil. Talco, diamante, extremos.
Refractor, brillo. Reflejo, centro, simetría.
Así es un CRISTAL.
Así soy YO. Te invito, deslumbrate…

viernes, diciembre 07, 2007

PERDIDOS


Hoy no estabas en mi cama inmensa cuando desperté. Te busque entre mis sábanas rojas con la desesperación de quien ha perdido la gema más rara.
Me levanté de un salto y en la urgencia de salir a buscarte me dejé olvidados un pilón de recuerdos que tenia de nosotros sobre la mesita de luz.
Caminé por las calles con la sensación de estar desnuda, de llevar sobre mi cuerpo sólo el peso de tu ausencia.
Casi corriendo traté de llegar allí donde nuestras manos se habían soltado para que cada uno siguiera su camino, como si ese momento indefinido fuera un lugar al que se puede volver tan sólo deseándolo.
Y me perdí, para darme cuenta que ya estaba perdida hacía mucho, que el paisaje a mi alrededor hacía meses que había mutado y ya no reconocía nada de lo que veía.
Confundida busqué el norte que era nuestro rumbo, busqué mis fallas y mis culpas, mis esfuerzos desmesurados y mis actos expansionistas.
Me pregunté mil veces cual de todos fue la causa de tanto intento frustrado, de tanto fracaso aplastante.
Mil veces me respondí que puse todo de mi, que ofrendé cada pieza valiosa de mi vida para que valiera la pena estar juntos. Mil veces no entendí tus razones encontradas, tus dudas a flor de piel, tus miedos inventados.
Me detuve. Te recordé de principio a fin, todos estos años en un parpadeo, en un instante que hubiera elegido para que durara siempre.
Pero los amores malditos están condenados casi por ley universal al olvido eterno. Y no hay pasión o capricho que pueda durar tanto.
Y entonces comprendí que siendo tan iguales, tan perfectamente compatibles, nos estábamos consumiendo uno al otro, en un remolino de egoísmos y soberbias, de vientos huracanados y palabras descontroladas. Que nos sentíamos tan intensamente que el oxígeno se consumía y el espacio se achicaba.
Cerré los ojos y proyecté tu imagen en mi memoria para no perderla nunca, para tatuarla a fuego en mi y llevarte dentro, aún cuando el tiempo haya barrido nuestros nombres y el recuerdo del amor que no fue.
SANDRA 7/12/2007