De caras lisas, suaves, por fuera. Por dentro definido, de estructura homogénea, constante.
De colores, transparente. Natural, sintético.
Valioso, caro, raro, único. Pequeño, gigante.
Cristalino, amorfo. Con clivaje, maclado.
Duro, frágil. Talco, diamante, extremos.
Refractor, brillo. Reflejo, centro, simetría.
Así es un CRISTAL.
Así soy YO. Te invito, deslumbrate…

lunes, octubre 13, 2008

CONTRADICCIONES



Es difícil hacer poesía
cuando el alma está envenenada.
Los sentimientos se recluyen en alguna parte
y dejan un vacío abismal,
un cráter humeante de roca sulfurosa.


Es imposible hallar el camino
si la brújula confunde el norte.
Los destinos se alteran en el futuro cercano
y no hay rumbo posible,
ni acto desesperado que simule consuelo.


Es inútil buscar soluciones
en donde no parece haber problema.
Los movimientos sobre el tablero
son vanos intentos de hallar un orden,
una órbita posible para anclar el planeta.


Es agotador ser motor permanente
cuando el viento sopla en contra.
La voluntad se dobla como palmera
pero se rompe, se resigna y al final
sólo le queda volverse polvo.


Es un alivio encontrar la salida
en el más cobarde de todos los acto.
Abrirse paso entre fantasmas,
cruzar la única puerta que siempre estuvo abierta,
despedirse con un simple adios.

SANDRA 13/10/2008



FELICIDAD


A menudo me pregunto porque esperé tantos años para ser mamá. Si cuando era chica me gustaba jugar con mi hermano a que él era mi hijo y yo lo protegía. Mis muñecas eran mis hijas también. Y mis mascotas. Hasta los personajes imaginarios que habitaban mi mundo de niña.
Cuando crecí y la vida me puso a prueba me convertí en la madre chiquita de mi propia madre. Tal vez porque soy fuerte y acepté el rol aunque no me correspondía.
Pero un día, cuando menos lo esperaba, cuando los años ya me estaban anunciando que no lo lograría me convertí en mamá de verdad, con panza y alumbramiento, con pechos derramando leche y manos llenas de amor. Canté canciones de cuna y construí un nido para mi bebé. Y descubrí que había esperado ese momento siempre, que había vivido y practicado para convertirme en mamá porque ese era mi destino.
Y no importa cuanto tiempo esperé o si estuve sola, hoy tengo mi propio milagro de ojos verdes y pelo castaño. Cada vez que lo abrazo siento que lo merezco. Y cada vez que me dice “mamá” se que esa es la palabra que mejor me define.
SANDRA 13/10/2008