No hay en el mundo pies más hermosos que los tuyos.
Cuando naciste eras perfecto. Tus pies parecían moldeados a mano, en piedra blanca, cristalina.
Mis labios se enamoraron de ellos al primer beso y me gustaba hacerte cosquillas, rozarlos contra mi cara.
Tenias zapatitos de todos los colores, haciendo juego con tus ropas de bebé. Me pregunto porqué te compraba tantos pares si te llevaba en brazos a todas partes.
Cuando empezaste a caminar tus pies pisaron firmes, como los míos cuando me subo a los tacos altos para ganar centímetros.
Tus pasos siempre han sido rápidos, certeros, curiosos. Te llevan saltando a todas partes, inquieto, como si no pudieras esperar para llegar a tu destino.
Y caminás a mi lado, buscando tu propio rumbo, porque todavía sos mi chiquito y me dejas guiarte.
Me desvelo imaginando donde te llevarán esos pies, que siguen siendo mi debilidad, cuando sueltes mi mano y te sumerjas en la vida.
Encontrarás tu norte separándote del mío porque esa es la única forma de que crezcas. Y entonces, cuando llegue el momento preciso, te veré alejarte convertido en hombre, con la alegría de haber cumplido la misión más importante: haberle dado alas a tus perfectos pies.
SANDRA 28/2/2008
Cuando naciste eras perfecto. Tus pies parecían moldeados a mano, en piedra blanca, cristalina.
Mis labios se enamoraron de ellos al primer beso y me gustaba hacerte cosquillas, rozarlos contra mi cara.
Tenias zapatitos de todos los colores, haciendo juego con tus ropas de bebé. Me pregunto porqué te compraba tantos pares si te llevaba en brazos a todas partes.
Cuando empezaste a caminar tus pies pisaron firmes, como los míos cuando me subo a los tacos altos para ganar centímetros.
Tus pasos siempre han sido rápidos, certeros, curiosos. Te llevan saltando a todas partes, inquieto, como si no pudieras esperar para llegar a tu destino.
Y caminás a mi lado, buscando tu propio rumbo, porque todavía sos mi chiquito y me dejas guiarte.
Me desvelo imaginando donde te llevarán esos pies, que siguen siendo mi debilidad, cuando sueltes mi mano y te sumerjas en la vida.
Encontrarás tu norte separándote del mío porque esa es la única forma de que crezcas. Y entonces, cuando llegue el momento preciso, te veré alejarte convertido en hombre, con la alegría de haber cumplido la misión más importante: haberle dado alas a tus perfectos pies.
SANDRA 28/2/2008
1 comentario:
El nunca soltará tu mano. Aprenderá a sumar otras en su camino y volará con todas ellas juntas.
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