domingo, enero 16, 2011
FUSIÓN
Tomo el cristal entre sus manos y sintió la tibieza.
Le bastaron unos pocos segundos para saber que su vida ya no sería una línea recta.
Quiso correr, ignorar la fuerza de la luz que nacía en el centro y se refractaba hacia él, hacia adelante, hacia el futuro. Entonces lo sostuvo con una dulzura que le brotó sin control.
No tuvo que cerrar los ojos. Soñaba despierto y era real. Se relajó, se dejó llevar, se fundió mil veces y se corporizó de nuevo. Aún era él.
Se preguntó si podría vivir siendo dos personas y para no sentir miedo apretó el cristal contra su ombligo. Lo incorporó a su cuerpo, lo fusionó con su interior para no perderlo, para que fuera suyo y de nadie más.
No había retorno. A partir de ese momento sólo podía amar.
SANDRA 16/01/2011
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