De caras lisas, suaves, por fuera. Por dentro definido, de estructura homogénea, constante.
De colores, transparente. Natural, sintético.
Valioso, caro, raro, único. Pequeño, gigante.
Cristalino, amorfo. Con clivaje, maclado.
Duro, frágil. Talco, diamante, extremos.
Refractor, brillo. Reflejo, centro, simetría.
Así es un CRISTAL.
Así soy YO. Te invito, deslumbrate…

miércoles, marzo 24, 2010

REFRACCIÓN



Hay memorias personales, sólo de uno y de nadie más. Y hay memorias compartidas, patrimonio de todos, a salvo del olvido.
Hay memorias que se llevan en los genes y no pueden ser burladas. Y hay memorias que se marcan a fuego y dejan surcos, cicatrices.
Hay memorias pasajeras, de una noche, de una vida. Y hay memorias casi eternas, imposibles de camuflar.
También hay memorias que gritan verdades, que rebotan en las paredes sin poder detenerse. Pero hay memorias mentirosas, de unos pocos, de casi nadie.
La memoria y los cristales se parecen: la luz los atraviesa y encuentra su camino; los átomos en desorden marcan el recorrido y el haz finalmente sale, llevando consigo el caos interior.
SANDRA 24/3/2010

1 comentario:

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

En el fondo... y no tan en el fondo, hablamos de lo mismo.

Muy interesante ensayo-poema.

Especialmente la reflexión de los cristales...