martes, enero 25, 2011
MANJARES
Tus ojos verdes me atraviesan y casi puedo escuchar las miles de preguntas que te haces mientras no dejan de mirarme.
Tus manos se posan en mi cara y la recorren con dulzura, como alas de mariposa que han llegado allí para morir.
Después bajan a mi cuerpo y entonces me tocan diferente. Van siguiendo mis contornos y cuando llegan a mis piernas se endulzan nuevamente, sólo un poco para disfrutar la tersura.
Tus brazos son escudos de un ser gigante que quiere protegerme y no dejarme caer. Me envuelven y me transportan. Y no quiero estar en otra parte, ni sentir otro olor.
Tus dedos me han leído en el idioma que hemos inventado para amarnos y son capaces de adivinar los deseo ocultos bajo mi piel. Me moldean a tu antojo, derretida sobre tus palmas.
Tu boca es mi favorita, la parte de tu cuerpo que ansío por las noches, cuando sólo te tengo en sueños. Los besos bajan por mi garganta y vuelven a mi lengua convertidos en cerezas.
Tus besos que apetezco a cada instante. Tus besos, que ahora son míos igual que vos.
SANDRA 25/01/2011
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1 comentario:
No volviste porque nunca te fuiste.
Sos una grosa. Me encanta este texto.
Te quiero mucho pebeta!
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