De caras lisas, suaves, por fuera. Por dentro definido, de estructura homogénea, constante.
De colores, transparente. Natural, sintético.
Valioso, caro, raro, único. Pequeño, gigante.
Cristalino, amorfo. Con clivaje, maclado.
Duro, frágil. Talco, diamante, extremos.
Refractor, brillo. Reflejo, centro, simetría.
Así es un CRISTAL.
Así soy YO. Te invito, deslumbrate…

viernes, agosto 29, 2008

FOTO


La energía del agua es devastadora. La columna se eleva hasta el limite máximo y en un instante se curva hacia abajo formando un túnel casi infinito. La tabla nunca deja de vibrar, de trasmitir la urgencia del equilibrio exacto para atravesar de un extremo al otro sin perder el dominio de la gravedad. Los músculos sienten los impulsos subiendo hasta el cerebro mientras la luz se filtra entre las partículas de espuma.
El cilindro está formado y vivirá los segundos que él tarde en atravesarlo para colapsar y llegar a la orilla transformado en remanso. Él y la tabla son uno y enfrentan el desafío de adrenalina que les inunda los poros. Sin importar a que velocidad se mueva la escena ambos están en cámara lenta, disfrutando cada gesto sincronizado, cada mueca salpicada de salitre.
Al compás del rugido incesante se deslizan flotando, como deteniendo el derrumbe inevitable de la pared líquida que ya no logra soportar su propio peso. La travesía ha sido corta; la satisfacción inmensa. La tabla busca la arena comandada por las piernas mientras el resto del cuerpo alcanza la plenitud.
Y luego de una pausa marcada por las olas lo volverán a intentar, una y otra vez, hasta quedar exhaustos, hasta que el mar los expulse a la playa justo cuando el sol desaparezca en el horizonte.
SANDRA 14/8/2008

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