Si te asomás a mi puerta cuando la veas entreabierta te vas a encontrar con una eternidad de besos que te doy a cada rato aunque no te tenga cerca, una montaña de mimos con las luces encendidas, un kilo de helado de sambayón un poco derretido para compartir boca a boca, toneladas de risas mezcladas con cosquillas y unos masajitos en la espalda que se que te gustan tanto.
Si te animás a ir un poco mas allá te esperan el placer de saber que estas pensando en mi cuando menos lo presiento, las ganas de seguir sabiendo que mañana no me podré despertar pero aún así no me importa, la impotencia de no llegar hasta donde quisiera porque entre el acá y el allá la distancia no es fácil de calcular, las caricias que te dedique cuando el deseo se me quedó atravesado, pausas para saber qué estás pensando y pausas para dejar de pensar, maníes salados para comerlos de a uno mientras te miro a los ojos y te adivino.
Pero si realmente estás decidido a entrar y llegás hasta lo más íntimo, se abrirá mi mundo como una flor y desbordaré pasiones, derramaré deseos, no podré controlar mi locura y querré fundirte dentro de mi para mezclarte con mi esencia, mi cuerpo se entregará a tus caprichos y ya no podré volver a ser la misma, seré yo más lo que te arrebate, seremos dos en la disputa por el placer que se repetirá hasta agotarnos, serás vos más lo que te quede de mi.
Los restos de nosotros que sobrevivan quedarán desparramados y se reunirán en un abrazo conciliador.
Entonces podrás irte, cerrar la puerta que tanto te costó abrir. Volverás a tu acá y yo me quedaré en mi allá y el encuentro se convertirá en un sueño que una vez soñamos juntos, cuando nos animamos.
Sandra 23/03/2007
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